Durante la adolescencia normalmente aparece en todos nosotros el deseo de tener espacio y privacidad. Es una necesidad que se da en consecuencia de la exploración de nuestros nuevos intereses, como videojuegos, música, baile, actuación, o cualquier otro, que no queremos compartir todo el tiempo con los demás, pero también es por nuestros cambios fisiológicos y psicológicos (que nos hacen tener la necesidad de llorar en privado, flirtear con personas, hacer ejercicio en nuestra habitación, etcétera) que queremos estar más tiempo solos.
Para varias cosas no vamos a querer que nuestros padres estén allí todo el tiempo que quieran, a veces queremos estar solos por alguna razón u otra, pero a esa edad rara vez nos planteamos si nuestros progenitores o tutores también desean privacidad y si a veces ellos pueden querer que nadie los moleste por un breve momento.
Lo normal durante nuestra juventud es centrarnos en nosotros y no ser muy conscientes sobre la paternidad. Constantemente los padres hacen, con mayor o menor acierto, el esfuerzo de ponerse en los zapatos de sus hijos, el respetar o no su privacidad es de hecho un tema recurrente (consultar abajo en las referencias), pero un hijo tiene más dificultades para hacer eso mismo. En palabras del psicólogo Alejandro Rodríguez:
«El egocentrismo en la adolescencia puede ser una característica muy marcada. Los jóvenes, que acaban de abandonar la infancia, necesitan diferenciarse del resto en sus comportamientos y actitudes. Esto, en la mayoría de los casos, les lleva a ignorar los pensamientos y sentimientos de los demás.» (2019)
Esto hace que muchas veces la privacidad sea un tema del que un hijo está muy consciente cuando quiere tenerla pero no considere el hecho de que quizás está teniendo acceso a sus padres y sus cosas todo el tiempo que quiere sin nunca considerar si está violando su privacidad.
Haz este ejercicio si puedes, ¿te gustaría que alguien entrara en tu cuarto, hojeara tus documentos, revisara tus archivos y fotos digitales y consultara el contenido de todos tus cajones? Probablemente no. Sea un familiar o no realmente no parece algo que uno deba hacer sin una buena razón detrás.
Ahora, ¿un hijo debería tener derecho de hacer todo eso? Y además ¿poder entrar a tu habitación, estés o no estés en ella, a cualquier hora y sin siquiera tocar antes?
Lo más probable es que un padre se límite a usar el seguro y poner contraseñas cuando lo considere necesario, asumiendo que un hijo puede llegar a ser tan curioso o inoportuno como para ir hasta allí, y no haga el esfuerzo de hablar sobre el respeto a la privacidad con sus hijos, pero eso no exime a los hijos de responsabilidad cuando ya tienen suficiente edad para entender este tipo de cosas.
Por eso debemos tener algo en claro: tus padres también son seres humanos y necesitan privacidad. Así como hay momentos en los que no te gustaría que alguien irrumpiera en tu habitación, por ejemplo llorando o mientras conversas por Skype con un amigo, también deberías respetar el espacio de tus parientes cercanos, incluidos tus padres, y 1) tocar antes de entrar en su habitación y 2) no revisar sus cosas sin ninguna razón.
Aparte de que esto puede hacer que evites situaciones incómodas para ti y tus padres, el respetar su privacidad es una forma de demostrar respeto hacia ellos y dar un buen ejemplo en tu familia sobre cómo lidiar con este tema; no es la idea principal detrás de esto pero, ciertamente, también puede servir para que te respeten más a ti también.
Referencias:
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